miércoles, 11 de mayo de 2011

IMAGINACIÓN, CREATIVIDAD Y ESCUELA


En el seno de una familia humilde y trabajadora, nació cierto día,  a cierta hora y en cierto lugar una hermosa niña, tan cierta fue la hora, el día y el lugar que toda la vida de aquella  niña fue muy acertada.
Un día los padres de esa niña pidieron a Dios que le diera lo mejor para su vida, y acertaron con su petición, pues Dios le dio la vida para vivirla mejor, con las mejores personas, en los mejores lugares, los mejores momentos.
Acertó con sus padres quienes le dieron todo lo mejor que estaba a su alcance, alimentación, vestido, techo pero sobre todo amor y protección.
Acertó con sus abuelos quienes la trataron siempre como su hija menor y por lo tanto la educaban en valores, herencia que también dejaron a sus hijos.
Acertó con sus  tíos y tías, pues siempre vieron por ella, y fueron sus más grandes amigos, amaron, rieron, lloraron, jugaron y compartieron con ella los más valiosos consejos, pues fueron siempre su apoyo incondicional.
Acertó con el colegio en el cual aprendió los conceptos básicos para desempeñarse en la vida, pero lo más importante, donde se preparo para ser lo que siempre quiso ser, una gran profesora.
Además allí en su colegio, conoció a sus mejores amigas, con las cuales también acertó, pues junto a ellas vivió lo más bonitos momentos de su adolescencia y hallo el verdadero valor de la amistad.
Acertó con un hombre maravilloso con el que formo su hogar y con el que vivió día a día llena de emociones y alegrías, pero también tristezas y sin sabores, lo que le dio sentido a su vida y de lo que aprendió para fortalecer su matrimonio.
El mejor acierto al haber conocido a este hombre fue el haber engendrado  a su única hija, pues fue lo más grande y magnifico que le dio la vida, lo que completo su ser y a quien le brindo también, muchos aciertos:
Todo lo que estuvo a su alcance, alimentación, vestido, techo, pero sobre todo amor y protección. La educo en valores herencia de sus abuelos, pues fue lo mejor que le pudo  dejar en su vida; fue su más grande amiga, pues rieron, lloraron, jugaron y compartieron los más valiosos consejos, y fue su apoyo incondicional. 
Al final esa niña heredo todos sus aciertos a los suyos, a su hija, pues fue una acertada y maravillosa madre, a su sobrina, pues fue la más linda y tierna tía, a sus hermanas, pues fue como su mamá y amiga incondicional, a sus alumnos pues fue la más dedicada maestra, y a las  personas que compartieron con ella cada día pues fue un gran apoyo y compañía. Todos los aciertos que tuvo fue la más grande felicidad que Dios le dio y la cual siempre quiso dar…
 A veces nos persuadimos  de que la vida será mejor después cuando estemos mejor física, emocional o económicamente….nos sentimos fracasados si nuestros hijos no son lo que quisimos que fueran y creemos que seremos felices cuando lo sean. Después nos lamentamos cuando crecen y nos sacan canas por su forma tan difícil de ser, tal vez seamos felices cuando culmine esta etapa….
 La verdad es que el mejor momento para ser felices es siempre, hoy, aquí, ahora….como lo dijo Alfred Souza, “Por largo tiempo parecía para mí que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar; entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta que esos obstáculos eran mi vida”.


 Asi que no hay camino a la felicidad. La felicidad es el camino. Debemos valorar cada momento, mucho más cuando tenemos a nuestro lado personas maravillosas y especiales, y recordar que el tiempo no espera a nadie. No hay que esperar al mañana, ni al futuro lejano, para ser feliz.
La felicidad es un trayecto, no un destino. La felicidad es una decisión, no una emoción. La felicidad es poder vivir el día a día sin importar la situación, pues la vida es la felicidad porque todo lo que vivimos nos hace mejores más fuertes, felices. Por eso hemos acertado al haber escogido este camino, estas personas, estos momentos, toda nuestra vida y el mejor acierto es vivirla para contarla y heredarla y hacer de nuestras vidas el más grande acierto.

                                                                                                                                                                  YOBANA HIDALGO

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