Un sueño hecho realidad
En un lugar no muy lejano existía un bello palacio en el que habitaban los reyes con su linda princesa Zelith.
La princesa Zelith era muy hermosa, inteligente y graciosa, todos la querían por su sencillez. Zelith vivía muy feliz junto a sus padres y disfrutaban momentos alegres en familia, pero a veces la linda princesita se sentía sola porque le faltaba una personita como ella para compartir sonrisas y ratos alegres.
Un día Zelith decidió hablar con sus padres para decirles cuanto los quería pero que se sentía triste y sola en aquel grande palacio.
Los reyes, al ver a su hija tan desconsolada se angustiaron y buscaban la manera de ayudarla y hacerla feliz, pero no querían compartir su amor con otra personita, pues para ellos, Zelith era lo más importante y especial para su vida.
Un día la linda princesita se sentía aburrida y quiso salir a caminar por el bosque y… adivinen que paso… apareció una bruja muy malvada, todos le temían al verla, pues tenía un lazo con el que hechizaba a las personas.
Al ver a la princesa sola en aquel lugar quiso engañarla para poder hechizarla diciéndole que ella hospedaba en su casa muchos niños con los cuales podía compartir y divertirse en un parque maravilloso que tenia junto a su jardín.
Zelith, emocionada acepto la invitación y se fue con la bruja.
Al caer la noche los padres de Zelith se sintieron muy preocupados, pues no sabían dónde estaba su hija, entonces ordenaron a la servidumbre salir en busca de ella. De madrugada el rey junto a los caballeros salieron a buscarla…
La reina no hacía más que llorar mientras la bruja preparaba su hechizo.
Cuando el rey, los caballeros y la servidumbre se encontraban en el bosque, se les presento de repente una lucecita que los condujo al lugar y entretuvo a la bruja mientras el príncipe la rescataba.
Todos escaparon, el duendecillo los acompaño de regreso al palacio; al llegar allí le regalo a Zelith una caja de cristal y al abrirla encontró dentro de ella una linda muñequita.
Zelith estaba feliz, jugó con ella la peino y aplico su perfume, en ese momento la linda muñequita estornudo, abrió sus ojitos y estiro sus manitas; Zelith muy asustada quiso salir corriendo pero el duende le dijo:
No temas, esta muñeca a recobrado vida porque yo lo quise asi, en adelante será tu compañía. Se llamara Gabriela…
Zelith lloro de felicidad y dio las gracias al duende. Gabrielita creció junto a Zelith y su familia, juntas compartieron momentos maravillosos fueron amigas y hermanas y vivieron felices por siempre…
Esta historia es dedicada a mi hermanita Gabriela.
Mi sueño hecho realidad…
Escritora... que bien
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