¿Nos concedemos el derecho a callar?
En el pasado el modelo de enseñanza, transcurría en imponer más no de trascender, en donde la educación era producto de una obligación en la cual se tenía la convicción de “que el aprender era sufrir, y no gozar para conocer”, el saber era exclusivo del docente, pues no se valoraba la capacidad intelectual del estudiante, reprimiéndolo a interactuar y cuestionar, negándole el derecho de participación a una sociedad.
Se negaba el derecho a hacer protagonistas de sus propias vivencias, ridiculizando cualquier pensamiento en el que el docente no aprobara, Por que se creía ser la persona merecedora del conocimiento, limitando a los estudiantes a leer lo que se considerara correcto.
En la actualidad se observa que la escuela ha replanteado su proceso de enseñanza, involucrando a sus estudiantes, ha ser participes y generadores de un nuevo acercamiento al conocimiento; mediante la lecturas logramos cautivar, reflexionar y enamorar, dando paso a nuevas experiencias de pensamiento donde el maestro será transmisor de ejemplo para de esta manera crear buenos lectores
Muchas veces no permitimos que nuestros estudiantes puedan expresar sus sentimientos y pensamientos, cohibiéndolos de ser individuos capaces de darle valor y sentido a su realidad en la sociedad.
Consideramos que debemos ser generadores de espacios en donde el estudiante comparta sus experiencias estimulándolo a imaginar, crear producir y a transmitir, enseñanzas que los lleven a ser mejores lectores.
Y que pasó con las reflexiones desde Penaac?
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